27 de Junio 2004

Mirate al espejo

espejo.jpg

Me miro al espejo. Con la mirada busco algún rastro de mi existencia, algo que me demuestre que aun sigo en este mundo. Pero no veo nada, solo te veo a ti, tirado en la cama llorando. ¿Por qué lloras si la que se ha muerto soy yo?
Soy yo la que ya no podrá vivir esta vida, la que ya no se podrá reír a carcajadas, la que no podrá sentir el calor de un beso, la que ya nunca más sabrá lo que es un abrazo... Soy yo la que ya no se puede mirar ni al espejo porque ya no es nadie.
No intentes saber lo que se siente no siendo nadie, es lo peor que puedes sentir. La gente te recuerda, sí, pero ahora solo eres un retrato en sus mentes, unas palabras en sus recuerdos. Un retrato que al final se volverá amarillo y se romperá, unas palabras que al final se volverán en una mentira creada por la mente de los que te recuerdan.
No intentes morir, te arrepentirás. Ahora que puedes, hazte inmortal.

Escrito por sepsena a las 2:37 PM | Comentarios (4)

26 de Junio 2004

El regalo

Siento que este año te tengo que regalar algo mejor que los otros años, no se porque. Pero por más que lo pienso, no se me ocurre nada que te pueda gustar de verdad. Algo que cuando lo mires, te acuerdes de ese día, aunque hiciera años que te lo regalé. Algún regalo que te llene los ojos de lágrimas en algún momento, que te haga sonreír cuando lo necesitas...
He llegado a la conclusión de que no puede ser nada material. Nunca has sido muy materialista. Así que tendrá que ser una acción, un hecho o una palabra.
Tiene que ser algo que te venga de nuevo, que te sorprenda. No puede ser algo que ya te haya dicho alguna vez, o que sea algo de suponer... No, eso no sería un buen regalo.
Y solo se me ocurre una cosa que realmente te venga de nuevo. Creo que solo eso te podrá llenar los ojos de lágrimas en algún momento y te hará sonreír cuando lo necesites. No es un “te quiero”, es bonito, pero sabes perfectamente que te quiero, tampoco es un “gracias” porque sabes que te estoy agradecida por todo... Es algo que nunca te imaginarias, que seguramente nunca pensaste que te lo diría.
Te admiro.
Ves, se que te ibas a sorprender. Pues sí, te admiro por ser lo que has sido y lo que has dejado de ser en poco tiempo. Te admiro por seguir hacia delante con tus planes y tus metas. Por tirar tus problemas al vacío en tan poco tiempo. Te admiro... ¡te admiro por tantas
cosas!

Bueno, espero que al menos te haya echo sonreír un poco, aunque solo sea una sonrisa tímida, que nadie haya visto...
Y no te olvides, te admiro, aunque seguramente esto nunca llegara a tus manos ni tus ojos se podrán llenar de lágrimas porque no tengo fuerzas para dártelo aun.

Escrito por sepsena a las 11:59 AM | Comentarios (3)

20 de Junio 2004

En blanco

Como un examen de historia en blanco. Mi vida se ha quedado así. Me he olvidado de mis proezas y de mis derrotas, de los años en que pasaron y de los nombres de los dictadores y protestantes de mi corazón. Ya no se si me guío por una dictadura o por una democracia.
No se quien fui, ahora mismo puedo ser quien quiera ser, ya que no recuerdo mis ideales.
Puedo convertirme en una falsa y una hipócrita, o puedo elegir ser ingenua. A lo mejor me turno y me vuelvo un día altruista y otro día me hago americana.

O puede que, simplemente, me guíe por mis instintos. Viviré la vida igual que antes seguramente, porque aunque mi historia se me haya olvidado, el mundo sigue igual, y los ideales son fáciles de escoger cuando la gente mata por nada y hay seres que se sienten superiores a otros cuando tienen menos cerebro que sus súbditos.

Escrito por sepsena a las 7:29 PM | Comentarios (3)

15 de Junio 2004

Un contrabandista en mi interior

Hay un contrabandista en mi interior. Trafica con mis sentimientos, mis ideas, mis lágrimas, mis sonrisas, mis palabras de elogio, mis caricias, mis besos, mi rabia... me han contado que lo vende todo a un módico precio.
No ha dejado nada en mi interior. Hoy le he visto, llevaba un saco de sonrisas en la mano, y he intentado negociar con el.

- No me puedes dejar sin nada, sin lo que me quitas, no soy nadie...
- Y a mi eso que me importa, yo me gano la vida haciendo esto.
- Déjame negociar contigo, si quieres te lo compro todo otra vez, ¡pero yo no podría vivir así!
- Está bien, te lo vendo al doble de precio. ¿Aceptas?
- Acepto. Te compro este saco de sonrisas que llevas, para empezar.
- Uy no, este es un encargo, esta tarde te traigo los sacos que me quedan en el almacén.
- Está bien.

Por la tarde, lo he visto llegar con cinco sacos cargados sobre el hombro.

- Aquí tienes; lágrimas, tristeza, rabia, dolor y odio.
- Pero... ¡Todo esto es lo peor que hay dentro de mi!
- ¿Tu no me pediste que te devolviera todo lo que te había quitado? Pues aquí lo tienes, mañana te traeré más.
- Está bien, ¿cuanto cuesta?
- 50.000 €
- ¡¿Cómo?!
- A ver, ¡lo quieres o no!
- Sí, sí...Toma.

El contrabandista se ha ido, y me ha dejado con mis lágrimas, mi tristeza, mi rabia, mi dolor y mi odio. Al rato, decido ir a pedir un crédito al banco para poder comprar todo lo demás, ya que me había quedado sin dinero.
En el banco, al contarles que un contrabandista roba en mi interior me han tomado por loca y no me han dado ni un céntimo.

Durante la noche, no he podido dormir. Las lágrimas han humedecido mis ojos, la tristeza me ha inundado, la rabia me ha poseído, el dolor me ha taladrado la cabeza y el odio se me ha inyectado en la sangre.

Por la mañana, ha vuelto.

- Aquí tienes; sonrisas, besos, caricias, ideas y palabras de elogio.
- No lo puedo comprar, me he arruinado.
- Lástima, entonces me voy. Cuando tengas dinero, me llamas.

Desolada, me he ido hacia las calles llenas de gente a la que sus sacos de sonrisas nunca han llegado a sus cuerpos, y he pedido dinero para comprarme una sonrisa. Nadie se ha parado a darme dinero, nadie me ha mirado a los ojos.
Al final he desistido, y he pensado en buscarme un trabajo triste, donde pueda llorar en los lavabos, tenerle rabia a mi jefe, sentir dolor al recordar viejos tiempos y odiar mi nueva vida.

Escrito por sepsena a las 8:43 PM | Comentarios (8)

Mundo de papel

it-2555g.jpg


Llueve. Hoy va a ser otro día catastrófico en este mundo de papel. La gente se ha vuelto a dejar el paraguas en casa, engañados por el fantástico sol que el cielo tenía colgado de tres hilos de pescar. Toda la gente corre a resguardarse. Pero unas articulaciones de papel enganchadas con pegamento y medio no dan para mucho, y la mayoría no consiguen ni correr diez metros bajo la lluvia. Sus extremidades empiezan a deshacerse, las piernas débiles les hacen caer al suelo y no poderse levantar para seguir luchando contra una pequeña lluvia. Y tirados en el suelo, notan como una gota les cae en el corazón. En ese momento, el mundo se les para, saben que ya no hay nada más que hacer, que ninguna maquina de reciclaje les va a valer para volver a ser quienes eran.
Los que tienen suerte y han conseguido resguardarse de la lluvia, juntan toda la pasta de papel que antes eran vecinos suyos y hacen una gran bola. Y siguen viviendo tranquilos, en este mundo de papel nadie tiene paraguas en su casa, no les hace falta.

Escrito por sepsena a las 9:35 AM | Comentarios (8)

14 de Junio 2004

Tirandole piedras a los aviones

Me encanta salir al bacón y tirarle piedras a los aviones.
Se que nunca le daré a ninguno, que es imposible. Pero me gusta.
Cojo la piedra más redonda, y la aprieto bien fuerte con mi mano, como si la quisiera aplastar.
Y entonces, me concentro, la tengo que tirar lo más lejos posible y estamparla contra el avión.
Mi brazo da todo el impulso posible y mi mano suelta la piedra.
Con la mirada sigo el recorrido de la piedra, llega un momento en que ya ni la puedo ver. Quizás porque necesito gafas, quizás porque le doy al avión, o quizás porque la piedra no se ha soltado de mi mano.

Estoy harta de que las piedras que tiro desde mi balcón sean como mis problemas, la gran mayoría se quedan agarrados a mis manos cuando los intento lanzar al olvido.

Escrito por sepsena a las 12:11 AM | Comentarios (12)

13 de Junio 2004

Conversando con la muerte

... ¿Llegaras para cenar? Tenemos que hablar, no llegues tarde.

No voy a llegar ni tarde ni pronto, no voy a llegar. Se que hay alguien que me está esperando. No se quien es, pero me encontrará fácilmente. Tal vez por ser el único que espera en esta estación deshabitada, donde a medida que el tiempo pasa, se va alejando de la realidad. Pronto será un mundo paralelo a este, donde el humo de los coches, el ruido constante, la gente mirándose a los ojos sin mirarse no existirá... Solo existiré yo, el tiempo y esa persona que me espera desde hace ya muchos años. Pero... ¿Es una persona o es solo parte de mi imaginación? Seguramente, el sol no salga mañana para mí, o puede que salga en un mundo mejor a este, en donde haya un sol para cada habitante del planeta, y cada uno hará con el lo que quiera.
Y el momento llega, se seguro que no iré a cenar, se seguro que esa charla en la que me quieres dejar no llegara nunca. El sonido estridente de una harley llega a mis oídos, viene del cielo, con una sombra negra subida en ella.

- Soy la muerte, parte de tu imaginación, parte de tus miedos y parte de tus creencias. ¿Te he hecho esperar?
- No, da igual, no tengo nada mejor que hacer...
- ¿Seguro? Te dejo elegir entre quedarte aquí o venir conmigo, has tenido suerte muchacho, ¡te ha tocado una muerte con pocas ganas de trabajar!
- Elijo irme, ¿no ves como está el mundo? Hasta tú, la muerte, no tienes ganas de trabajar, ya nadie hace su trabajo como debe. Y todos se matan entre si, ya no hay nadie que se muera de vejez.
- Por eso mismo no tengo ganas de trabajar, con tantas guerras mi trabajo ha acabado en la tierra, han conseguido sustituir a su peor enemigo, la muerte, por ellos mismos.
- Quiero irme, donde sea, lejos de aquí.
- ¿Sol o luna?
- ¿Cómo?
- Que donde quieres ir, a la luna o al sol. La luna esta llena de soñadores, filósofos y escritores. El sol, en cambio, esta lleno de protestantes, comunistas y fotógrafos. No hay mucha diferencia, pero es que los nazis, los presidentes y los americanos están encerrados en otro lugar.
- Entiendo, es una distribución lógica, quiero irme a la luna. ¿Sale el sol en la luna?
- Por supuesto. ¿Subes?

Escrito por sepsena a las 1:21 PM | Comentarios (9)

Acciones con motivos

Hay veces que salgo a la calle y cuando voy a cruzar me tengo que mirara de arriba abajo para ver si no voy desnuda.
Otras veces me levanto a media noche para comprobar si los árboles del parque no conspiran contra mi manzano.
También suelo preguntarme los días de cambio de hora si todo es una broma y seré la única que llegará una hora antes.
Y cuando me miras a los ojos no puedo evitar llevarme las manos a la cara y comprobar si mis ojos siguen ahí, y no se han mudado a mis pechos.
Pero todo esto lo hago porque muchas veces me encuentro en pelotas en medio de la calle, con mi manzano pudriéndose a las seis de la mañana esperando el autobús de las siete y tú mirándome a las tetas y diciéndome que hoy cambian la hora y que la camisa azul me sienta bien.

Escrito por sepsena a las 12:34 PM | Comentarios (3)

7 de Junio 2004

Combate

ec4796-001.jpg
Llega un momento en el que ya no sabes que hacer. Tu vida, emocionante como un combate de boxeo, deja de tener emoción.
Cuando te arrancan el corazón, el combate pierde su gracia. Sin el, dejas de sentirte vivo, y tu me lo arrancaste de golpe. Fue un movimiento ensayado, como todos los demás. Conocernos también lo fue.
Quererte fue mi peor táctica. Para ti seducirme fue la mejor.
Ya no pienso en otro combate, después de esto no veo nada delante. Estoy agotada, tiro la toalla para siempre. Ya nunca más subiré al ring, ya han contado demasiadas veces hasta diez con un pie sobre mi espalda y con todo el publico esperando verme llorar después de mi derrota. Estoy harta de ver como se van con su trofeo, trofeo que esta echo de mis sonrisas, de mis abrazos, de mis caricias...

Escrito por sepsena a las 7:52 PM | Comentarios (3)

6 de Junio 2004

Mañana

El césped esta mojado. Mi vestido se sube por encima de las rodillas y yo le dejo seguir subiendo. Mis piernas tienen frío al estar sobre las gotas del césped, frías y pequeñas. Apoyada sobre la chaqueta que te has dejado al irte, mi cabeza, para que no se golpee contra el suelo y me olvide de ti. En las manos, un cigarro que me hace volar.
Estoy bien, veo las estrellas ahí arriba, y me siento importante por saber distinguir entre la luna y un avión.
Pienso en mañana, en lo que voy a hacer. Tengo pensado que mañana no voy a dejar salir el sol. Le diré a la luna que se quede ahí todo el día, con cien aviones de guerra dando vueltas a su alrededor buscando donde tirar una bomba. Y así, todos guardaremos las gafas de sol, y nos dejaremos ver los ojos.
Será de noche todo el día, y las luces de neon mañana no se apagarán. Los niños dormirán todo el día. Y los adultos no irán a trabajar, se pasarán el día en horizontal. Las iglesias cerrarán, y las monjas aprovecharan para levantarse las faldas y ponerse en las esquinas de donde salieron.
Mañana morirás, pero de eso nadie se dará cuenta. Yo tampoco, porque estaré atareada hablando con las estrellas para que no se duerman y dejen de brillar.
Esta decidido, mañana seré feliz.

Escrito por sepsena a las 10:46 PM | Comentarios (1)

2 de Junio 2004

Miguel

Miguel tiene los ojos rojos. Hoy tampoco ha dormido, y puede que mañana tampoco. Hace tanto frío... Los cartones no le tapan, solo le hacen ver, noche tras noche, la realidad. La realidad de que cada vez esta más lejos del logro y de la riqueza.
Agarra bien fuerte su bolsa. Ahí, lleva toda su vida. Su guitarra, y una sonrisa guardada en una caja con candado. Lastima que perdiera la llave.
Miguel llega a la boca del metro. Mira hacia arriba y solo ve edificios. Alguien se asoma y le tira algún papel, algún ejecutivo que no sabe distinguir entre una basura para su mierda y un hombre echo mierda.
Y sin más contemplaciones, se adentra un día más en la boca del metro y se acomoda en su esquina habitual. Se coloca cerca de la línea 4, es la hora punta.
Su guitarra empieza a soltar notas. Sus dedos, sucios e hinchados, frotan cada cuerda con un leve movimiento. Su guitarra es como su mujer, a la que acaricia, a la que le cuenta sus mejores deseos y a la que le cuenta sus sueños.
Alguien se compadece de el y le tira dinero, un chaval joven le da una patada, una señora mayor lo critica llamándole drogata. Y así hora tras hora, los mismos personajes en diferentes cuerpos.
Llega un momento en que las patadas le parecen latidos del corazón, le hacen saber que aun esta vivo. Llega un momento en que esa señora se vuelve su madre y hasta le mira con amor.

Con los 5 € que se ha ganado hoy, se compra un bocata. Unos gramos de cocaína le sentarían mejor, le harían evadirse de la realidad un rato. Pero de momento, solo tiene mente de cocainómano, aun no se ha visto tan perdido como para empezar a drogarse y acabar de destrozarse del todo...


Ya es de noche. El frío le congela los dedos y decide irse a su callejón. Hoy a lo mejor consigue dormir. Empieza a llover, y Miguel no se inmuta, sigue andando a paso lento. Deja que la lluvia le penetre toda la ropa y le llegue a la piel. Las gotas de lluvia están casi congeladas, y al llegar a su piel le hacen tiritar involuntariamente. Llega al callejón y se encuentra con su compañero de calle tirado al suelo, muerto. Sin sentir siquiera lastima, pasa por encima de el y se dirige hasta el fondo del callejón, se sienta sobre los cartones mojados.
En la mente se le amontonan miles de dudas, todas buscando una respuesta inexistente en su cerebro. Entre los cartones, encuentra una bolsita de ese polvo blanco que le puede hacer volar. Miguel duda. Piensa que más bajo ya no se puede caer. Vive en un callejón, los amigos se volvieron enemigos cuando el lo perdió todo, la familia dejo de ser uno de los pilares a los que aferrarse cuando todo sale mal, y el amor nunca lo había ido a buscar. Ya no le quedaba nada, hacía años que no sonreía.

Empezó a buscar más a fondo entre los cartones, escondidas dentro de una caja, había por lo menos 50 bolsas. Miguel, abatido, se rinde a su adicción.
Por un momento, todo le parece bonito, incluso ríe. Pero al instante, esa sensación se vuelve en odio y dolor. La coca solo ha conseguido hacerle pensar en lo que intentaba evitar. Imágenes de toda su vida le pasan por la cabeza, recuerdos, conversaciones, todo. Todo le viene a la mente, y las lágrimas no cesan. Miguel, enfadado consigo mismo, abre otra bolsita, es la 6º. Y la reacción es la misma.
Al final, la cantidad de cocaína en su cuerpo es demasiada, y muere ahí, abatido. Con los ojos en blanco abiertos de par en par, con la caja de cocaína en una mano y en la otra una bolsita abierta.
Miguel esta noche dormirá, dormirá para siempre.

Escrito por sepsena a las 7:00 PM | Comentarios (5)