15 de Mayo 2004

El hombre de hielo. (1º parte)

Era un lugar infernal. El calor era insoportable, no había ni una sola planta en todo el lugar, parecía que una gota de agua fuera imposible de encontrarse ahí. Seguramente hacía meses que no llovía. Pero tenía que acostumbrarse, tendría que vivir ahí más de un año. Ojalá le hubiera tocado el trabajo en otra zona...
Fui a la casa donde me iba a hospedar. La verdad es que no me esperaba gran cosa, estando como estaba toda la cuidad, llena de casas derrumbadas y de gente moribunda en cada esquina, e hice bien, la casa era tal y como me la esperaba. Solitaria, no había ninguna casa a más de 800 m., tenía una parte medio derrumbada y todas las paredes estaban agrietadas. Escondido entre un muro derrumbado y un árbol muerto, había un pozo seco.
Mientras inspeccionaba el terreno con la mirada me sorprendió el. Lo vi por primera vez, ahí, mirándome con esa cara de asco y de odio que con el tiempo se me hizo indiferente.
Era el hombre de hielo. Nunca reía, nunca lloraba, no sabia decir te quiero, solo odiaba. Cuando hablaba era para hacerte daño, y cuando te miraba a los ojos era para mostrarte lo que te odiaba.
Era blanco, blanquísimo. Se le notaban todas las venas, azules, aunque estaba claro que no era ningún príncipe azul. Sus ojos, no mostraban ningún sentimiento, eran negros, como su amor. Estaban vacíos de simpatía, de ilusión. Huecos.
Con el tiempo aprendí a convivir con el, aprendí a que no me molestara su mirada penetrarte con la que me atravesaba cada vez que me dirigía a el.
Creo que el también aprendió a convivir conmigo, y aceptar que necesitara tener vida social, que mi necesidad de hablar con alguien era normal.

Así que acepto que habláramos, ni fue fueran tres horas a la semana.
La idea no le entusiasmo, pero a mi me importaba bien poco. Quería demostrarme a mi misma que el hombre de hielo también se derrite, me lo había propuesto.

Cuando era nuestra hora de hablar, le miraba constantemente a los ojos. Le hablaba de mí, de mi vida en mi ciudad, con mi gente. También le conté que había ido a hacer a esa cuidad infernal donde el se había criado.

Después de seis horas (dos semanas) hablando, me permitió que supiera un poco de su vida. Según me contó, siempre había sido de hielo. El niño de hielo, el hombre de hielo. No me lo creí, pero al menos conseguí que me dirigiera la palabra.
En sus ojos por fin vi algo, no era amor, imposible. Pero vi vida. Una chispa más de vida y una menos de odio. Lo estaba consiguiendo, poco a poco, pero daba igual.

Un día me contó que en una ocasión estuvo enamorado. Perdió la cabeza por ella, y ella le dejó por otro. Desde ese día vivía solo, apartado del mundo. Mientras me lo contaba en sus ojos vi odio, pero también vi brillo, que, indiscutiblemente, era amor. Estaba claro que aun no la había olvidado, que aun la quería. Esa misma noche, después de que me contara eso, cuando ya nos íbamos a dormir sentí la necesidad de abrazarle.
No se porque, el corazón me iba a cien, me acerqué a el y le abracé. Note su corazón latir. Su cuerpo parecía el de un muerto, estaba helado, era hielo.
- Hacía años que no me abrazaban...

Me fui a dormir con una sonrisa en la cara, y le deje ahí, con su cuerpo de hielo y en su mirada una chispa más de vida, una menos de odio.
No pude evitar pensar en el antes de dormirme. Ni soñar con el.

Escrito por sepsena a las 15 de Mayo 2004 a las 02:47 PM
Comentarios

uooooo!! QUiero ya la segunda parteeeee!!! :_(

Escrito por Lyzzie a las 15 de Mayo 2004 a las 11:08 PM

mañana :P si tengo tiempo la paso hoy al ordenador (no lo creo)

Escrito por sepsena a las 16 de Mayo 2004 a las 03:32 PM
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