16 de Mayo 2004

El hombre de hielo. (2º parte)

Cuando me desperté salí a fuera a tomar un poco el sol. Ahí estaba el, en el mismo sitio donde lo vi por primera vez. Pero esta vez era un poco más diferente a antes, esta vez sentí algo, no se muy bien el que. Amor, no. Cariño, puede. El pasaba horas ahí de pie, tapado completamente para que el sol no quemara su piel blanca.
Por primera vez en tres meses se sentó a mi lado para hablar. Me dijo que podíamos aumentar las horas para hablar a la semana. Propuso 24 horas al día.
Día a día hablábamos de nosotros, de nuestras vidas. A veces, cuando hablábamos me daba la mano. Y de vez en cuando me la apretaba fuerte, muy fuerte. Y sentía que la mano le ardía.
En sus ojos vi cariño, me dijo que le alegraba haberme conocido, que ninguna mujer le había aguantado las 24 horas del día seguidas.
Los abrazos y las caricias ya no eran una sorpresa, tampoco lo eran las charlas eternas en el tejado durante toda la noche.
Ahora la que no se atrevía a mirarle a los ojos por miedo de encontrar amor era yo. Y el, el que en cada palabra, en cada gesto, me miraba a los ojos.

Una noche me abrazó, y su cuerpo ardía. Ya no era de hielo, no era el hombre de hielo. Las manos le sudaban, su camisera estaba mojada por el sudor, entonces supe que se estaba derritiendo.
Y no pude más y le besé, el tiempo se paró a nuestro alrededor, nos pasamos más de diez minutos ahí de pie, boca con boca. Mirándonos los ojos. Notaba la sangre correr por sus labios carnosos, note como su cara cambiaba de color, entraba en calor, tenia color. Ya no era la cara del primer día blanca y casi transparente.
Pero algo falló, el agua o se evapora o se congela, y mi hombre de hielo se derritió, pero se evaporo.
Después de un tiempo de pasión y amor, el cambió. Pero no se volvió a congelar, se evaporo. A veces, hervía. Otras veces, sacaba humo. Y otras, desaparecía. Todo le era indiferente, en sus ojos no había nada. Otra vez con unos ojos negros, huecos.
Pero esta vez era diferente. Esta vez yo le quería. No me sentía con ganas de volverle como antes. ¿El hombre liquido? Imposible.

Pasó un año y yo me tuve que ir. A el no le importó, me dijo adiós y no hablo más.
El taxi pasó a recogerme por casa. Y ahí estaba el, en el mismo sitio de siempre. Con la piel blanca, blanquísima. Se le notaban todas las venas azules, estaba claro que podría haber sido mi príncipe azul.
Sus ojos, indiferentes, la mirada de indiferencia con la que le recordaría cada vez que pensara en el. ¿Lo había convertido en el hombre de vapor?

A lo mejor, al cabo de unos años, una mujer vendría y el le hablaría de su etapa de hombre de hielo, y de su etapa de hombre de vapor. De las mujeres que causaron sus cambios. Y a lo mejor, ella le convertiría, por fin, en el hombre sólido.

Escrito por sepsena a las 16 de Mayo 2004 a las 09:46 PM
Comentarios

Jo.. Que final más triste.. ó_ò Pero la historia es preciosa! ;P

Escrito por Txi a las 17 de Mayo 2004 a las 11:29 PM

Por que dice que no hay comentarios si yo he comentado? xD Por cierto, te he linkado! :P

Escrito por Txi a las 18 de Mayo 2004 a las 04:09 AM

Hermosa historia y mejor final.

Escrito por bambú a las 18 de Mayo 2004 a las 12:36 PM

Me parece una historia muy bonita, además encunetro una metáfora escondida entre líneas :D

Escrito por Lyzzie a las 18 de Mayo 2004 a las 08:35 PM

Txi, jaja a mi me da que si que marco el comentario he :P Tu tambien estas linkada, ale.

Bambu, gracias, a mi el final es lo que mas me gusta, hay gente a la que no le gusta.

Lyzzie, si, lo de la metafora lo hice adrede (jajaja no me mates)

Escrito por sepsena a las 18 de Mayo 2004 a las 08:55 PM

que me gusto la primera con cid
diego el tigre estuvo vacan
mani el mamut como les defendia a todos

Escrito por gerome a las 31 de Julio 2004 a las 11:57 PM
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