Sus pasos se detuvieron. Un olor francamente asqueroso procedía de su cuerpo.
Y al parar sus pasos mi corazón se aceleró. Note su presencia detrás de mi, giré la cabeza y me o encontré ahí, de pie. Un hombre realmente alto, debía medir cerca de los dos metros y medio. Mis ojos subieron para encontrarse con su cara, y en ella me topé con sus ojos, llenos de lágrimas concentradas por el paso del tiempo y no ser lloradas en el momento oportuno.
En mi mente solo había una sola pregunta. ¿Quién era ese hombre y porqué había venido hasta mí?
De repente, su cara se transformo en un gesto de dificultad. Abrió la boca y se la dejo abierta. Y cuando encontró las palabras exactas, habló.
- Llevo tiempo observándote, y he visto que por las mañanas, antes de que el sol alcance tu piel, te vas.- Lo dijo rápido, como un niño recitando una lección.
- Me despierto, ¿Tu no?
Al oír mi respuesta su cara volvió a cambiar, esta vez adquirió un gesto de incomprensión.
-Yo ya estoy despierto.
- Esto es un sueño, ¡Como vas a estar despierto!
- ¿Y tu como sabes que esto es un sueño?
- Pues porque me fui a dormir, estoy soñando y ahora, en 10 minutos me voy a despertar.
- En 10 minutos empezarás a soñar.
Y el despertador sonó. Y me despedí de ese hombre, aunque ahora era yo al que tenía un gesto de incomprensión en la cara... ¿Qué me quería decir?
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La primera luz de la mañana ya traspasaba los agujeros de las persianas y se clavaba en mi piel, haciéndola brillar. Abrí los ojos lentamente y en mi mente aun continuaban las palabras de ese hombre, aunque aun no había conseguido relacionarlas con nada lógico.
De camino al trabajo, seguí pensando en el. Era imposible lo que decía, (si yo había interpretado bien sus palabras, claro) Lo que yo creo que son mis sueños no puede ser mi vida real, y viceversa.
Pero... ¿Cómo puedo distinguir entre lo que sueño y lo que vivo? A lo mejor, lo que sueño es la vida real, y lo que vivo tan solo un sueño... Y tu, ¿Qué crees?
Continuara...