Se sienta delante del tocador y se pinta los labios, sonríe. Le gusta. Sigue pintándose.
Animado, coje un vestido negro y se lo pone, se siente mucho mas favorecido que con ese traje de obrero.
De pronto, se empieza a imaginar como una mujer, y delante del espejo, posa con la mayor sensualidad. Se toca los pechos, para ver si se le ven mejor con el vestido, se mira las piernas y piensa en depilarse.
Se siente tan agusto... piensa en lo que diría la gente se su alrededor, su suegra, su mujer, sus hijos... Y se le esboza otra una sonrisa en la cara. Sabe que nadie se lo imagina, que nunca nadie sospecharía de lo que hace en casa cuando sus hijos estan en el colegio y su mujer con las amigas parloteando en el mercado.
Contento, coje un puro, una copa de champagne y pone el fútbol.
Su equipo pierde por goleada, pero... ¿Qué más da?